martes, 17 de diciembre de 2013

IV

Cada vez que me duermo
pienso a donde fuiste a parar
a una hurna de madera
sin vistas hacia algún lugar.

En un piso pequeño y deshecho,
en un lugar oscuro y triste,
recuerdo el momento con sufrimiento y dolor,
en el que te moriste.

Pensando en ti lloro,
pensando en ti, solo.
El pasado ya no volverá, 
pero ojalá lo pudiese recuperar.

Tu pelo oscuro, cobrizo y rizado,
como si del otoño se tratase,
es,cada vez, mi deseo más soñado.
Dios, ¿por qué te la llevaste?
                                 Nicolás Álvarez

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