viernes, 13 de diciembre de 2013

I Navegante


Da comienzo el Sol 
su diaria carrera
e incendiando las nocturnas sombras
la historia humana observa.
Por el anchuroso mar,
buscando una patria nueva,
enfrentada a mil peligros
entre las olas navega
la débil embarcación
en la que con brío bregan
Teucro y sus compañeros,
los exiliados de Grecia.

Mirando el azul horizonte
el héroe piensa.
"He de fundar una ciudad
que algún no lejano día sea
el orgullo de la raza aquea.
Están rotas mis cadenas,
pagadas todas mis deudas, 
mis puertas de par abiertas,
¡he desplegado las velas!
Navego a todas partes,
¡dichosa mi suerte sea!"

                           Santiago Lillo

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