martes, 17 de diciembre de 2013

I


Ella muere cada día,
lo sé por como mira.
Se clava como cristales 
que suelta en cada sonrisa.

Ella vive, sí.
¿Pero está viva?

Si cada vez que respira, se contamina.
Si tropieza cada vez que camina.
Si llora dos veces por cada alegría.
Si todos los días vuelve a casa vacía.
Si en nadie confía.

Sin duda, vive.
Pero eso no es vida.
             
                                                              María Costa de Dios.

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